miércoles, 26 de mayo de 2010

Los rabinos se hacen con el Ejército israelí

"En los check point coges a un palestino al azar y le das una paliza, de cada quince o veinte que pasan, para que el resto tenga miedo. Solo así, tú, con cuatro soldados más, los dominas a ellos que son miles. (...) Si encuentras un paquete sospechoso, llamas al primer mohamed que encuentras en la calle y le dices que lo abra". Corre el año 2006. En un café de Jerusalén, Yehuda Shaul, ex jefe de una unidad del Ejército israelí en Hebrón, se confiesa ante el periodista Hernán Zin poco después de fundar la ONG Breaking the Silence. Con ella pretende llevar la realidad del frente hasta Tel Aviv, mostrar a la sociedad hebrea como se comportan algunos de sus soldados. De sus revelaciones, y de las de muchos otros, surgieron las primeras voces en el Estado de Israel contra la guerra en los territorios ocupados. Y las advertencias sobre la peligrosa radicalizacion del Tzahal.

El sionismo religioso avanza, lento pero imparable, hacia el control del Ejercito israelí. Los medios hebreos han puesto sobre la mesa el hecho de que en las Fuerzas Armadas, antaño un bastión del sionismo secular, los rabinos extremistas comienzan a jugar un papel importante. En 1990, el año antes de que comenzase el proceso de paz entre Tel Aviv y sus vecinos, un 2% de los cadetes que se alistaban en la escuela de oficiales eran religiosos; hacia 2007 la cifra había ascendido al 30%. Segun la organización Israelí Peace Now, el numero de sionistas religiosos no deja de crecer, de forma que "más del 50% de las unidades de combate de élite proceden ahora del sector nacionalista religioso de la sociedad". El desproporcionado número de militares religiosos en los cuerpos de combate y de élite está transformando el Tzahal y su visión de la ocupación y los asentamientos ilegales.

"Este es el esquema actual de los oficiales de infantería: seis de siete tenientes coroneles en la Brigada Golani son religiosos y, para antes de verano, el comandante también lo será. En la Brigada Kfir, tres de siete mandos llevan kipa (solideo); en la Givati y los paracaidistas, dos de seis. En algunas brigadas de infantería, más de la mitad de comandantes de compañía son religiosos, un porcentaje que triplica la media de la comunidad nacionalista religiosa en la sociedad civil", según el diario israelí Haaretz.

Los rabinos militares han ganado poder, como parte de la élite castrense. Se gradúan en las escuelas de oficiales y operan a la sombra de los mandos. Una de sus tareas principales es la de elevar la moral de los soldados, motivarlos y conducir sus acciones, incluso en el frente. Su influencia creció visiblemente durante la invasión de Gaza en la Navidad de 2009. Gal Einav, un soldado agnóstico entrevistado por la BBC, contó tras la ofensiva que, al penetrar en Gaza, su compañía estaba flanqueada por un rabino civil y otro militar. "Me sentí como en una guerra religiosa, como en una cruzada. Era inquietante. El Ejército debería estar completamente separado de la religión", opinó. Los rabinos también distribuían cientos de panfletos religiosos con el sello oficial del Tzahal en los que comparaban a los palestinos con los filisteos, el odiado enemigo bíblico de los judíos.

Muchos de los soldados que les escuchan viven en las colonias de Cisjordania. Algunos en los asentamientos considerados "ilegales", que el Cuarteto (EEUU, Rusia, la UE y la ONU) insiste en desmantelar y que el propio Gobierno israelí califica como "ilícitos" según sus propios parámetros, y el número de militares que se mudan a estos puestos de avanzada tampoco deja de aumentar. La mayoría de estos colonos sionistas consideran que ocupar Cisjordania, para ellos Judea y Samaria, y el resto de la "tierra de Israel", que incluye los territorios conquistados en la guerra de 1967, es un deber religioso. Como en ningún otro lugar del mundo, en Israel, la sociedad y el Ejército, que ha librado seis guerras por la supervivencia en los ultimos 60 años, son una unidad. Pero los rabinos nacionalistas están logrando que 'la palabra de Dios', tal y como ellos la entienden, tenga preferencia al liderazgo secular.

http://www.elconfidencial.com/mundo/rabinos-hacen-ejercito-israeli-20100523.html

martes, 25 de mayo de 2010

El Lobby Sionista acusa a un Candidato al Senado de ser “Pro-Palestino”

20/05/2010
Tom Campbell, el candidato a las elecciones a Senador por el Partido Republicano en el estado de California, ha sido objeto de un ataque por parte de medios sionistas, que apoyan abiertamente a sus competidores Carly Fiorina y Chuck DeVore.

Sus oponentes le han acusado de ser anti-israelí y antisemita y critican su postura en relación al conflicto palestino-israelí. También afirman que Campbell está apoyado por el movimiento palestino Yihad Islámico, subrayando que éste habría efectuado una donación a la campaña del candidato.

Por su parte, Campbell ha negado las alegaciones de sus oponentes sionistas y ha denunciado una campaña de desprestigio lanzada en contra suya.

Algunas organizaciones sionistas realizan abiertamente donaciones a las campañas de los congresistas de EEUU con el fin de comprar su apoyo para el Estado de Israel.
http://www.almanar.com.lb/NewsSite/NewsDetails.aspx?id=138417&language=es

lunes, 24 de mayo de 2010

Revealed: how Israel offered to sell South Africa nuclear weapons

Exclusive: Secret apartheid-era papers give first official evidence of Israeli nuclear weapons


The secret military agreement signed by Shimon Peres, now president of Israel, and P W Botha of South Africa. Photograph: Guardian

Chris McGreal in Washington
guardian.co.uk, Sunday 23 May 2010 21.00 BST
Article history

Secret South African documents reveal that Israel offered to sell nuclear warheads to the apartheid regime, providing the first official documentary evidence of the state's possession of nuclear weapons.


The "top secret" minutes of meetings between senior officials from the two countries in 1975 show that South Africa's defence minister, PW Botha, asked for the warheads and Shimon Peres, then Israel's defence minister and now its president, responded by offering them "in three sizes". The two men also signed a broad-ranging agreement governing military ties between the two countries that included a clause declaring that "the very existence of this agreement" was to remain secret.
The documents, uncovered by an American academic, Sasha Polakow-Suransky, in research for a book on the close relationship between the two countries, provide evidence that Israel has nuclear weapons despite its policy of "ambiguity" in neither confirming nor denying their existence.


The Israeli authorities tried to stop South Africa's post-apartheid government declassifying the documents at Polakow-Suransky's request and the revelations will be an embarrassment, particularly as this week's nuclear non-proliferation talks in New York focus on the Middle East.
They will also undermine Israel's attempts to suggest that, if it has nuclear weapons, it is a "responsible" power that would not misuse them, whereas countries such as Iran cannot be trusted.


South African documents show that the apartheid-era military wanted the missiles as a deterrent and for potential strikes against neighbouring states.
The documents show both sides met on 31 March 1975. Polakow-Suransky writes in his book published in the US this week, The Unspoken Alliance: Israel's secret alliance with apartheid South Africa. At the talks Israeli officials "formally offered to sell South Africa some of the nuclear-capable Jericho missiles in its arsenal".


Among those attending the meeting was the South African military chief of staff, Lieutenant General RF Armstrong. He immediately drew up a memo in which he laid out the benefits of South Africa obtaining the Jericho missiles but only if they were fitted with nuclear weapons.
The memo, marked "top secret" and dated the same day as the meeting with the Israelis, has previously been revealed but its context was not fully understood because it was not known to be directly linked to the Israeli offer on the same day and that it was the basis for a direct request to Israel. In it, Armstrong writes: "In considering the merits of a weapon system such as the one being offered, certain assumptions have been made: a) That the missiles will be armed with nuclear warheads manufactured in RSA (Republic of South Africa) or acquired elsewhere."
But South Africa was years from being able to build atomic weapons. A little more than two months later, on 4 June, Peres and Botha met in Zurich. By then the Jericho project had the codename Chalet.


The top secret minutes of the meeting record that: "Minister Botha expressed interest in a limited number of units of Chalet subject to the correct payload being available." The document then records: "Minister Peres said the correct payload was available in three sizes. Minister Botha expressed his appreciation and said that he would ask for advice." The "three sizes" are believed to refer to the conventional, chemical and nuclear weapons.
The use of a euphemism, the "correct payload", reflects Israeli sensitivity over the nuclear issue and would not have been used had it been referring to conventional weapons. It can also only have meant nuclear warheads as Armstrong's memorandum makes clear South Africa was interested in the Jericho missiles solely as a means of delivering nuclear weapons.
In addition, the only payload the South Africans would have needed to obtain from Israel was nuclear. The South Africans were capable of putting together other warheads.
Botha did not go ahead with the deal in part because of the cost. In addition, any deal would have to have had final approval by Israel's prime minister and it is uncertain it would have been forthcoming.


South Africa eventually built its own nuclear bombs, albeit possibly with Israeli assistance. But the collaboration on military technology only grew over the following years. South Africa also provided much of the yellowcake uranium that Israel required to develop its weapons.
The documents confirm accounts by a former South African naval commander, Dieter Gerhardt – jailed in 1983 for spying for the Soviet Union. After his release with the collapse of apartheid, Gerhardt said there was an agreement between Israel and South Africa called Chalet which involved an offer by the Jewish state to arm eight Jericho missiles with "special warheads". Gerhardt said these were atomic bombs. But until now there has been no documentary evidence of the offer.


Some weeks before Peres made his offer of nuclear warheads to Botha, the two defence ministers signed a covert agreement governing the military alliance known as Secment. It was so secret that it included a denial of its own existence: "It is hereby expressly agreed that the very existence of this agreement... shall be secret and shall not be disclosed by either party".
The agreement also said that neither party could unilaterally renounce it.
The existence of Israel's nuclear weapons programme was revealed by Mordechai Vanunu to the Sunday Times in 1986. He provided photographs taken inside the Dimona nuclear site and gave detailed descriptions of the processes involved in producing part of the nuclear material but provided no written documentation.


Documents seized by Iranian students from the US embassy in Tehran after the 1979 revolution revealed the Shah expressed an interest to Israel in developing nuclear arms. But the South African documents offer confirmation Israel was in a position to arm Jericho missiles with nuclear warheads.


Israel pressured the present South African government not to declassify documents obtained by Polakow-Suransky. "The Israeli defence ministry tried to block my access to the Secment agreement on the grounds it was sensitive material, especially the signature and the date," he said. "The South Africans didn't seem to care; they blacked out a few lines and handed it over to me. The ANC government is not so worried about protecting the dirty laundry of the apartheid regime's old allies."

http://www.guardian.co.uk/world/2010/may/23/israel-south-africa-nuclear-weapons

jueves, 20 de mayo de 2010

Israel's fated bleak future


President Barack Obama has finally coaxed Israel and the Palestinians back to the negotiating table. He and most Americans hope that the talks will lead to the creation of a Palestinian state in Gaza and the West Bank. Regrettably, that is not going to happen. Instead, those territories are almost certain to be incorporated into a "Greater Israel," which will then be an apartheid state bearing a marked resemblance to white-ruled South Africa.
There are four possible futures regarding Israel and the occupied territories. The outcome that gets the most attention is the two-state solution, where a Palestinian state would control 95 percent or more of the West Bank and all of Gaza, and territorial swaps would compensate the Palestinians for those small pieces of the West Bank that Israel would keep. East Jerusalem would be its capital.


The alternatives to a two-state solution all involve creating a Greater Israel — an Israel that effectively controls Gaza and the West Bank. In the first scenario, it would become a democratic binational state in which Palestinians and Jews enjoy equal political rights. This solution would mean abandoning the original Zionist vision of a Jewish state, since Palestinians would eventually outnumber Jews.
Israel could also expel most of the Palestinians from Greater Israel, preserving its Jewish character through ethnic cleansing. Something similar happened in 1948, when the Zionists drove 700,000 Palestinians out of the territory that became Israel. The final alternative is some form of apartheid, whereby Israel increases its control over the occupied territories, but allows the Palestinians to exercise limited autonomy in a set of disconnected and economically crippled enclaves.


The two-state solution is the best of these alternatives, but most Israelis are opposed to making the sacrifices that would be necessary to create a viable Palestinian state. There are about 480,000 settlers in the occupied territories and an extensive infrastructure of connector and bypass roads, not to mention the settlements themselves. A Hebrew University Truman Institute poll in March of West Bank settlers found that 21 percent believe that "all means must be employed to resist the evacuation of most West Bank settlements, including the use of arms." They needn't worry, however, because Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu is committed to expanding the settlements throughout the occupied territories.


Of course, there are prominent Israelis like former Foreign Minister Tzipi Livni and former Prime Minister Ehud Olmert who do favor a two-state solution. But that does not mean that they would be willing or able to make the concessions necessary to create a legitimate Palestinian state. Olmert did not do so when he was prime minister, and it is unlikely that he or Livni could get enough of their fellow citizens to back a genuine two-state solution. The political center of gravity in Israel has shifted sharply to the right over the past decade, and there is no sizable pro-peace political party or movement they could turn to for help.
Some advocates of a two-state solution believe the Obama administration can compel Israel to accept a two-state outcome. The United States, after all, is the most powerful country in the world and should have great leverage over Israel, because it gives the Jewish state so much diplomatic and material support.


But no American president can pressure Israel to change its policies toward the Palestinians. The main reason is the Israel lobby, a powerful coalition of American Jews and Christian evangelicals that has a profound influence on U.S. Middle East policy. Alan Dershowitz was spot on when he said, "My generation of Jews … became part of what is perhaps the most effective lobbying and fundraising effort in the history of democracy."
Consider that every American president since 1967 has opposed settlement building, yet none has been able to get Israel to stop building them. There is little evidence that Obama is different from his predecessors. Shortly after taking office, he demanded that Israel stop all settlement building in the occupied territories. Netanyahu refused and Obama caved in to him. The president recently made it clear that he wants Israel to stop building in East Jerusalem. In response, Netanyahu said that Israel would never stop building there, because it is an integral part of the Jewish state. Obama, under pressure from the lobby, has remained silent and certainly has not threatened to punish Israel.


The best Obama can hope for is to push forward the so-called peace process, but most people understand that these negotiations are a charade. The two sides will engage in endless talks while Israel continues to colonize Palestinian lands. The likely result, therefore, will be a Greater Israel between the Jordan River and the Mediterranean Sea.
But who will live there and what kind of political system will it have?
It will not be a democratic binational state, at least not in the near future. The vast majority of Israel's Jews have no interest in living in a state dominated by Palestinians. Ethnic cleansing would guarantee that Greater Israel retains a Jewish majority, but that murderous strategy would do enormous damage to Israel's moral fabric, to its relationship with Jews in the Diaspora, and to its international standing. No genuine friend of Israel could support this crime against humanity.


The most likely outcome is that Greater Israel will become a full-fledged apartheid state. There are already separate laws, separate roads and separate housing in the occupied territories, and the Palestinians are essentially confined to impoverished enclaves. Indeed, two former Israeli prime ministers — Ehud Barak and Olmert — have made just this point. Olmert said that if the two-state solution collapses, Israel will face a "South African-style struggle." He went so far as to argue, "as soon as that happens, the state of Israel is finished."
Olmert is correct. A Jewish apartheid state is not sustainable over the long term. The discrimination and repression that underpin apartheid are antithetical to core Western values. How could anyone make a moral case for it in the United States, where democracy is venerated and segregation and racism are routinely condemned? It is equally hard to imagine the United States having a "special relationship" with an apartheid state. It is much easier to imagine Americans strongly opposing that racist state's political system and working hard to change it. An apartheid Israel would also be a strategic liability for the United States.
This is why, in the end, Greater Israel will become a democratic binational state, whose politics will be dominated by its Palestinian citizens. This will mean the end of the Zionist dream.
What is truly remarkable about this situation is that the lobby is effectively helping Israel destroy its own future as a Jewish state. On top of that, there is an alternative outcome that would be relatively easy to achieve and is clearly in Israel's best interests: the two-state solution. It is hard to understand why Israel and its American supporters are not working overtime to create a viable Palestinian state and why instead they are moving full-speed ahead to build an apartheid state. It makes no sense from either a moral or a strategic perspective.
John J. Mearsheimer teaches political science at the University of Chicago and is the co-author of "The Israel Lobby and U.S. Foreign Policy."


Source:

Chicago Tribune

lunes, 17 de mayo de 2010

Uno de los pocos testimonios sobre la colaboración de judíos en el Holocausto

Los traidores que alimentaron el fuego de Auschwitz

Autobiográfico y doloroso. Jacob Presser se enfrentó a sus recuerdos años después en un campo de concentración

Dos palabras prohibidas: tren y Auschwitz. Nadie en el campo de concentración holandés de Westerborck menciona el viaje que el convoy emprende cada martes con 970 judíos locales hasta el campo de exterminio polaco. A las doce de la noche anterior, se lee la lista de los condenados en los barracones. Por orden alfabético. Aquello es un aquelarre, se chilla, se regatea, se suplica cada vez con más violencia. Una bolsa de vidas humanas. Camino del exterminio, el tren de la muerte cargó 93 veces durante dos años.

"He visto personas que bailaban, presas de alegría salvaje, dando vueltas como movidas por una fuerza elemental, besándose y tocándose de la manera más obscena; he visto a otros corretear como dementes, cayéndose y levantándose una y otra vez, golpeándose contra los bancos, contra las mesas, las paredes, para ir a caer definitivamente y quedarse en el suelo pateando y agitando los brazos; he visto cómo una mujer mordía en la yugular a su hermana, que no estaba en la lista, y, por lo tanto, no iba al tren, y a un hombre sacarse los ojos, mientras tres pasos más allá otro sollozaba de alegría. Yo he visto esto, yo mismo, muchas noches de perdición. Yo lo he visto", escribe Jacob Presser (1899-1970) sobre las reacciones al leer la lista.

Cuando los alemanes toman Holanda en 1940, el profesor e historiador Presser y su joven mujer tratan de escapar por mar, pero fracasan y regresan a Ámsterdam. Intentan suicidarse apuñalándose el uno al otro, pero no lo consiguen. La raza aria les amenaza, se salvan en un par de ocasiones tras ser detenidos, hasta que ella comete un error fatal. Sale a la calle sin su estrella de David bordada y es detenida cuando iba en un tren, camino al este de Holanda, donde se ocultaba su madre. Inmediatamente, la mandan a Westerborck. Tras cinco días de arresto, la envían al campo de exterminio de Sobibor, en Polonia, donde es asesinada.

Jacob permaneció oculto desde entonces hasta la liberación, combatiendo con la resistencia y pasando informes sobre el campo de concentración de Westerborck. Había sobrevivido al Holocausto, pero no soportaba el silencio de la memoria amarga. A Presser los recuerdos le consumían hasta que diez años después de la liberación de Westerborck expurgó la culpa con papel y lápiz.

Escribió La noche de los girondinos, un testimonio novelado, una autobiografía con disfraz, sobre el revanchismo y el odio con los que se cargaba cada martes aquel tren camino de Auschwitz.
En los próximos días, la editorial Barril y Barral publicará este libro, que permanecía inédito al castellano y que supone un caso único por documentar la colaboración de judíos con los nazis.

No llega a las 100 páginas y cuando apareció en 1957, fue repartido gratuitamente entre el público de la Semana del Libro Holandés, con una tirada de 150.000 ejemplares. Buen ejercicio para una memoria fuerte. Presser relata la historia de Jacob, que escribe en sus últimas horas preso en un calabozo aislado del resto tras rebelarse contra su superior, el ayudante del jefe del campo nazi. Un pequeño héroe tragicómico, que no soporta seguir gestionando el exterminio de sus hermanos.

Libre, pero a qué precio
Él no era uno de los amenazados. Era un profesor de Historia judío a lo largo del libro, la biografía y la memoria de Presser se cruzan una y otra vez con la de su personaje, hasta desvirtuar los límites entre memoria y novela, pero estaba libre de muerte, como el resto que dejaron de ser perseguidos por colaborar con los 12 alemanes que controlaban el vasto campo de concentración holandés.

Al Servicio del Orden, compuesto por un centenar de traidores, los presos le llamaban la SS judía. Mantenían bajo el horror y la amenaza a sus vecinos. Sólo tenían que elegir de entre sus paisanos cuáles morirían. Lograban que en el campo de concentración se viviera de semana en semana, de martes a martes, de tren a tren.

"Nuestras palabras tajantes, nuestros gestos despóticos siempre dispuestos a dar media vuelta, despectivos. Nosotros, unos cuantos intelectuales, unos cuantos oficinistas, unos cuantos obreros, unos cuantos viajantes de comercio y vendedores ambulantes, nosotros éramos ante los demás, indudablemente, la hez repulsiva creada por Dios, forajidos y gánsteres", describe el cuerpo al que pertenece.

Regla uno: o ellos o yo. Regla dos: permanecer impasible. "Quien es blando o medio blando va al tren", señala Cohn, el ayudante judío de Schaufinger, el comandante nazi que controla el campo. Cohn era el señor de la vida y la muerte, paseaba con una fusta por la calle principal de los barracones. Todos los presos le rendían pleitesía. Cohn, cínico, ruin y atroz, es uno de los personajes más despreciables sobre los que se han escrito.

Relato contra la mentira
En el prólogo de la primera edición holandesa, el escritor Abel F. Herzberg, otro superviviente del exterminio, resume cómo era Westerbork con claridad: "Los seres humanos no eran más que hojas secas, caídas, no sólo sin raíz, sino también sin tallo, sin tronco ni rama, hojas que únicamente habían caído o, mejor dicho, que revoloteaban por el suelo según el viento, según cada corriente de aire, sin lazo alguno entre sí, apartadas de toda comunidad".

Presser dice por boca de su protagonista que escribe para no volverse loco, pero aclara que todo lo que cuenta es lo que ha visto. Basta con cambiar los nombres que ha escogido por los reales para que sea el Westerbork que fue. Subraya y repite que "fue así", que él lo vio, que estuvo allí y tiene la necesidad de aclarar, de luchar contra la fantasía. La noche de los girondinos no puede ser un "gran guiñol", como él mismo dice; sólo contará "la verdad completa, desnuda, sin exageraciones".

Junto a la maldad de los colaboradores, aparece la ferocidad de los vecinos que se denuncian para quedarse con las propiedades del acusado, como el caso del médico que salió a la calle apresurado para resolver una urgencia médica y se olvidó su estrella en casa. Con eso bastó para perder la vida. El propio protagonista no hizo nada para salvar a su amada, a quien ayudó a subir al tren. Se define como "canalla inmundicia".

Las mujeres encintas tenían derecho a la vida hasta seis semanas después del nacimiento de su hijo. Sin embargo, él mismo admite haber metido a mujeres antes de los primeros dolores del parto. El personaje Jacob reconoce la miseria de la codicia, la ambición, las "ansias incontenibles". El autor Presser advierte que cualquiera olvida su honradez "en un momento" para convertirse en un tirano.

http://www.publico.es/culturas/313210/traidores/alimentaron/fuego/auschwitz

jueves, 13 de mayo de 2010

Entidades Árabes abogan por frenar el tratado de Libre comercio entre Israel y el Mercosur


PI12/05/10 Aprobada preliminarmente, la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto de la Cámara de Diputados se dispone a dar tratamiento a la ley por la cual Argentina aprobaría la libre comercialización entre Israel y el Mercosur, unión aduanera de la que es miembro esta Nación.

Por tal motivo, La Confederación de Entidades Argentino Árabes, presentará ante la Cámara de Diputados una apelación a dicha Ley, considerando que el Libre comercio no se puede entablar con un estado protagonista de diversas violaciones a los derechos humanos internacionales.

La petición dirigida a la Cámara de diputados será presentada hoy y se estima una respuesta de dicha cámara, abogando por la buena elección y el ejemplo de humanidad, que se espera, demuestren los Diputados Nacionales rechazando esta Ley.

Adjunto, el petitorio

Buenos Aires, 11 de mayo de 2010

Sres. Diputados de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto
de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.

Ref: Tratamiento del Tratado de libre comercio Mercosur – Estado de Israel en el seno de dicha comisión parlamentaria.

De nuestra mayor consideración:

1. La Confederación de Entidades Argentino Árabes, representante de la colectividad argentino-árabe en nuestro país, manifiesta de manera clara y contundente su enorme preocupación ante el tratamiento de un Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y el Estado de Israel, un ente reñido con el respeto a los Derechos Humanos más elementales, ilegal ocupante por la fuerza de la Tierra Palestina y responsable de la opresión permanente al Pueblo Palestino.

2. Es evidente que cualquier acuerdo comercial que se emprenda con el Estado de Israel, redundará en mayor opresión y apartheid que sufren los palestinos.

3. Recordamos a los miembros que forman la comisión de relaciones exteriores y culto de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, que son representantes del pueblo argentino. Y gran parte de ese pueblo argentino es descendiente de árabes y es parte fundamental del tejido social de nuestro país, que no ven con buenos ojos que se firme ningún tipo de acuerdo o tratado comercial con un estado que no respeta ni acepta ninguna de las resoluciones emanadas de las Naciones Unidas. No conviertan a la Argentina, miembro del Mercosur, en cómplice por omisión o involuntario del Estado de Israel que ejerce el terrorismo de estado, práctica inhumana que nos ha costado a los argentinos años de sufrimiento y 30.000 desaparecidos.

4. Entre esas prácticas aberrantes de su ilegal ocupación militar, el Estado de Israel cuenta con más de 600 retenes, puestos de control militar destinados exclusivamente a entorpecer la vida civil, política y económica de los palestinos, es decir, a la humillación y al doblegamiento liso y llano. Donde la población palestina es rehén en su propia tierra, dónde depende de la voluntad o como haya amanecido el joven soldado israelí de no más de 20 años convertido en amo y señor de ese retén.

5. Produce indignación el solo hecho que en el intercambio comercial con ese Estado de Israel exclusivista y segregacionista, entren a la región del Mercosur, productos elaborados por manos palestinas pero expoliados por Israel, sin que al pueblo palestino le llegue su debida recompensa por el trabajo producido por su esfuerzo.

6. Cómo podríamos avalar este o cualquier otro tratado con el Estado de Israel, siendo las naciones que conforman el Mercosur, estados democráticos, que actúan conforme a derecho y consecuente con los tratados de derecho internacional respecto de los derechos humanos, guerra y otros que Israel nunca ha respetado.
Como muestra basta ese abominable muro de apartheid que lleva construido más de 800 km y que se adentra en territorio palestino con la inocultable intención de ocupar más tierras y disgregar aún más a un pueblo de por sí perseguido y acosado por las fuerzas israelíes de ocupación.

7. Es imposible pensar ser socios de un Estado que tiene legalizada la tortura, que carece de constitución y que sus fronteras son móviles, un estado que hace caso omiso de la búsqueda de paz con justicia que la comunidad internacional le reclama más abiertamente en esta época.

8. En estos momentos, donde la comunidad internacional tolera cada vez menos la prepotencia del Estado de Israel, donde se advierte que ese Estado es una amenaza permanente para sus vecinos, amenaza respaldada por arsenal nuclear y que Israel no admite las inspecciones de seguridad de la OIEA (Organización Internacional de Energía Atómica) ni accede a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear, la República Argentina junto a sus socios del Mercosur se dispone a considerar un tratado comercial que realmente invalidará moralmente nuestro sistema democrático que tanto costó conseguir y que dejará una enorme mancha en la historia argentina.

Por último es menester mencionar, que el Estado de Israel, ha votado siempre en contra de nuestros reclamos por Malvinas, y que ha sido soporte material e intelectual en las tácticas terroristas implementadas por la dictadura militar argentina contra el propio pueblo argentino.

Reflexionen si desean tener de socios, a quién ejerce el terrorismo de estado, usurpa tierra que no lepertenece, no solo de palestinos sino tierra Libanesa y Siria también, quién se comporta como el matón de la región y asesina selectivamente a seres humanos.
Decidan si desean convertirnos en cómplices de más sangre derramada del pueblo palestino que mancharan nuestras manos argentinas.

Confiamos en que, finalmente, los mejores sentimientos de solidaridad, la cordura, la razón y el infinito apego a las normas del derecho los guíen para hacer prevalecer en Palestina y en todo el mundo la justicia, el respeto a la vida y el respeto a la autodeterminación de los Pueblos.

Atentamente.

Gustavo Moussa Hamid Dib
Secretario General Presidente


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